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Una crÃ³nica de la Vuelta a Flandes (II)

domingo, 31 de diciembre de 2006 Por hackeado Seguimos con la crÃ³nica del Tour de Flandes que nuestros amigos del Grupo Ciclista Autojoven nos han remitido. Hoy os relatamos los preliminares y el dÃa "D".

Voy a dividir nuestra aventura en los tres dÃas que allÃ estuvimos: DIA 1 El grupo se dividiÃ³ en dos: CÃ©sar, Miguel y yo por un lado y Papito -que era el actual CampeÃ³n de Madrid de Veteranos 50-, por otro. Papito decidiÃ³ irse el jueves a Amsterdam y desde allÃ acudir a la salida y luego volver dÃas mÃ¡s tarde y aprovechar el viaje para hacer turismo. Nosotros salimos de Barajas el viernes a las 9 de la maÃ±ana y en 2 horas y 20 minutos estÃ¡bamos en el aeropuerto de Bruselas. Al recoger las maletas las bicis tardaron un ratito ya que, al no caber en la cinta transportadora, las trae un empleado a mano. Pero todo bien, llegaron en perfecto estado. Acto seguido fuimos a buscar el coche alquilado. TambiÃ©n lo hicimos bastante rÃ¡pido y tuvimos bastante suerte ya que nos entraron las tres bicicletas de milagro... despuÃ©s de pasar unos momentos de apuro porque al principio parecÃa imposible que pudieran entrar. Haciendo un poco de "tetris" conseguimos meterlas. El coche era un monovolumen Volkswagen Touran, donde encontrar acomodo para tres bicis con sus bolsas correspondientes es poco menos que imposible. El viaje a Brujas es todo por autopista y se llega en un momento. Buscamos el hotel, descargamos el equipaje y las bicicletas y a buscar dÃ³nde comer como perros de presa. Sin mucho tiempo de reposar la comida nos volvimos al hotel a desembalar las bicis, montarlas, engrasarlas y de vuelta a la furgoneta para irnos a la meta, en Ninove, para dejarla allÃ aparcada. Papito nos acompaÃ±o a la meta con su coche y nos ahorramos la vuelta a Brujas en tren. Llegamos de nuevo a Brujas, a buscar un sitio para cenar, y prontito a la cama, porque lo que nos espera al dÃa siguiente son palabras mayores. Por cierto, quÃ© envidia da ver en Brujas cÃ³mo la gente utiliza la bicicleta como medio de transporte. Hombres, mujeres, los niÃ±os que van al cole, los abuelos para dar su paseo,... todo con el mayor respeto de los automÃ³viles. AllÃ nadie pita incluso yendo por el medio de la calle a 10 por hora y formando un atasco. Â¡CuÃ¡ntos aÃ±os de adelanto nos llevan en educaciÃ³n y respeto! DIA 2 Nos levantamos a las seis de la maÃ±ana. Bajamos a desayunar los tres jinetes, tranquilamente. Nos vestimos, llenamos los bolsillos de comida, la cÃ¡mara de fotos y nos dirigimos hacia la salida. Preparados para la batalla. Como no es una marcha con tiempos ni puestos la salida es progresiva: desde las 7:30 hasta las 9 horas puedes salir cuando quieras. Subes por la rampa que al dÃa siguiente utilizarÃ¡n los profesionales para sellar la hoja de ruta. Ese momento en la Plaza del Mercado de Brujas es espectacular. Esperamos a que Papito acabe una entrevista que le estÃ¡ haciendo una televisiÃ³n belga -seguro que las perneras de la Abeja Maya que lleva han llamado la atenciÃ³n del reportero- y comenzamos a rodar. Risas en la salida. Entrevista en la TV belga. Para hacer mÃ¡s mÃtica la marcha, a los cinco minutos de salir de Brujas comienza a llover. Y lo que comenzÃ³ como una fina lluvia acabÃ³ siendo un aguacero de consideraciÃ³n. Nos paramos a poner los chubasqueros y vuelta a la guerra. Las primeras dos horas de la marcha fueron lloviendo. Luego fue abriendo el dÃa y acabÃ³ con un cielo azul y hasta nos hizo calorcito. Lo mÃ¡s recomendable en estos primeros 150 kms es meterte en un grupo y encontrar un buen ritmo porque son planos como la palma de la mano, aunque es conveniente dar un relevo de vez en cuando porque por aquÃ no te miran con buenos ojos como no colabores. El primer avituallamiento llega enseguida y es de obligado cumplimiento parar ya que necesitas que te sellen la hoja de ruta, que atestigÃ¼e posteriormente que hiciste el recorrido largo. Reponiendo fuerzas en un avituallamiento. Comemos alguna pasta, reponemos los botes y salimos de nuevo. ContinÃºa la planicie, que llega hasta a aburrir. De hecho cuando llega el primer muro lo agradeces. Â¡Muy importante! Mi consejo es que procurÃ©is ir en un grupo grande, porque la seÃ±alizaciÃ³n es bastante precaria. Se atraviesan infinidad de pueblos y es facilÃsimo perderse. El recorrido estÃ¡ indicado con unas flechas rosas pero son muy pequeÃ±as y estÃ¡n muy mal situadas, de modo que no se ven fÃ¡cilmente. Por eso conviene hacerla con gente que ya conozca el recorrido. Si la hacÃ©is solos entre el grupo que vayÃ¡is, os aseguro que tenÃ©is un 99% de posibilidades de perderos. Antes del primer muro, aguardan dos sorpresas en forma de tramos de adoquÃn. Particularmente la primera sensaciÃ³n fue horrorosa: nos pasÃ³ hasta el apuntador. AdemÃ¡s de ser estrechÃsimo, se hace muy duro por el traqueteo de la bici, parece que se va a descoyuntar. Una sensaciÃ³n rarÃsima y, ante el miedo a caerte o salirte fuera de la carretera, aflojas el ritmo y es peor todavÃa. En el siguiente tramo ya no me pasÃ³, lo afronte con mucho mÃ¡s desarrollo y mÃ¡s deprisa y descubrÃ, despuÃ©s de ver a los belgas, que es la mejor manera de pasar el pavÃ©. Cuando llego el primer muro la sensaciÃ³n es inenarrable por lo menos para mÃ. Lo subÃ a toda leche, sÃ³lo por la emociÃ³n de verte allÃ, con la carne de gallina. Muy bonito, con mucha gente animando. Fue una pasada. En el Koppenberg. En el Koppenberg. Las bajadas de estos muros tambiÃ©n son delicadas. Son muchas de pavÃ©, estÃ¡n mal peraltadas y se pone la bici a 50 sin darte cuenta, por lo que conviene extremar la precauciÃ³n en ellas. Como dije al principio, los muros no me parecieron duros. Salvo el Paterberg, el Koppenberg y el Muur-Kapelmuur (o Grammont), el resto se suben muy bien. La ventaja de esta marcha es que una vez pasados los kilÃ³metros de llano iniciales, que se hacen interminables, al llegar a los muros se hace mÃ¡s entretenida y llevadera y, sin darte cuenta, van pasando los kilÃ³metros. DespuÃ©s de pasar los 16 muros sin problemas sÃ³lo nos quedaba el Ãºltimo, el Bosberg. Es muy fÃ¡cil pero la satisfacciÃ³n al coronarlo no tiene palabras. Te sientes el rey del mundo: un orgasmo ciclista se le podrÃa llamar. Luego la llegada hasta la meta ya es cuestiÃ³n de coser y cantar. Es picando hacia abajo y, despuÃ©s de callejear por Ninove, haces un giro a la izquierda y aparece majestuosa la lÃnea de meta, la misma donde los profesionales acabarÃ¡n al dÃa siguiente. Â¡Â¡Â¡Victoria!!! AutÃ©nticos "flandriens". La pasamos con los brazos en alto como hizo 24 horas despuÃ©s Tom Boonen. Unas fotos en la meta, recogemos el diploma que nos acredita como Randonneurs de la Ronde van Vlaanderen, compramos la tÃpica bandera con el LeÃ³n de Flandes y vuelta para el hotel a Brujas porque cuando llegamos a la meta eran cerca de las siete de la tarde. Molidos pero muy contentos. Una crÃ³nica de la Vuelta a Flandes - 1/3 \| 2/3 \| 3/3